Siempre se habla de la vivienda social y del rol del estado en estos casos, es importante y digno que toda familia cuente con su techo, donde desarrollar sus ideas, sus proyectos, sus sueños, criar a sus hijos bajo techo, brindarles seguridad, cobijo; pero también es importante que eso cueste, y no solo referido a lo monetario sino en esfuerzo, físico y mental; porque creo es la única manera de dignificarnos como personas, de demostrarles a nuestros retoños que las cosas se ganan con esfuerzo, con sacrificio...que se ganan!, y que todo buen esfuerzo tiene recompensa digna.

El estado acostumbra mal a las personas, todo lo “regala” por así decirlo, actualmente la vivienda social se paga a través de una cuota baja, y no digo que eso este mal, apunto a otra cosa, digo que deje de ser un negocio para el estado y las empresas, que se dejen de construir esos barrios aislados donde después llevar los servicios básicos triplica los costos y todo eso queda en manos de la gente ”beneficiada” en algunos casos, y en otros a través de obras posteriores donde se siguen haciendo negocios, ni hablar en tiempo de elecciones.

Apunto a la autoconstrucción, como manera de entender el esfuerzo que significa tener un techo, donde el estado este presente a través de ayuda monetaria, certificando a medida que se construye, pero que cada uno de los beneficiados entienda que tener una vivienda es esfuerzo y del grande, que sepa que cada m2 construido fue hecho por sus manos, callosas y lastimadas al final, pero dignificadas!, que cada m2 transpirado le pertenece, y asi, de esa manera sabrá cuidarlo y enseñarle a sus hijos a cuidarla, solo de esa manera la cadena seguirá y ya no existirán favoritismos en la entrega de viviendas, ya no existirán aquellos que no las cuidan porque al fin y al cabo no les costó nada de esfuerzo.